Mis Memorias

Mis amigos y familiares me han dicho a veces por qué no escribo algo de lo que he vivido. Me parece que la mayor parte de la gente que me rodea, conoce algunas cosas de mí pero no sé cómo empezar. Es difícil contar cosas. Se corre el riesgo de inventar lo que no ha sucedido nunca.
De niños somos iguales a todos con pequeñas diferencias. De jóvenes llenos de aspiraciones, de ilusiones y de proyectos inconclusos. De maduros enfrentamos la realidad y a veces reímos y también lloramos y también cosechamos algunos triunfos. Nos dolemos cuando nos toca perder y aguantamos estoicos a que pase ese mal momento. De viejos, recordaremos lo que hicimos y lo que dejamos de hacer, por falta de oportunidades o valor. Y disfrutaremos de los momentos felices pasados que no han de ser tantos como presumimos ante los demás.
Esta no es la primera vez que escribo. Leí un comentario que hizo un escritor de fama, al que preguntó un periodista como le hacía para escribir, a lo contestó: " Escribo lo que se me viene a la cabeza sin ningún plan definido y después voy afinando lo escrito, para darle una forma entendible a los demás".
Eso trato hoy de hacer. Ha de ser como contar un cuento. Tengo críticos, que con la verdad a la mano me dicen si voy bien o la estoy regando. Esas personas son algunos amigos de mi particular estimación y mi hija Eury que me van a decir si lo escribo está bien o si de plano, mejor me dedico a otra cosa.
He decidido hacer narraciones cortas, que quizá no tengan relación entre sí. Cada una de ellas tiene un principio y un final. Unas son producto de mi imaginación y otras cosas vividas alguna vez.
He pensado que puedo titular a mis escritos como "Memorias de una Escribana", que copia o escribe lo que me dictan mis recuerdos. Ya antes escribí un libro titulado “Acero y Terciopelo”, otro titulado “Necesidad Manifiesta de Asirte”, y “El Búho, Mariel y yo”.
Ahora retorno a las andadas, deslizando las palabras, acomodando las ideas, sacando los recuerdos e inventando lo que serán mañana algunos otros recuerdos.
¿Porqué lo comparto con ustedes?..... Porque las cosas guardadas, de días, de meses de años…. Su huelen a humedad y corremos el riesgo de enmohecernos.

Miriam Carrillo.

17 Julio 2009.

lunes, 20 de julio de 2009

Antes era más Fácil Sobrevivir

Querida sobrina Miriam:

Cada uno de nosotros puede hablar de "su época". Así yo viví mi niñez en los 20's. Por supuesto ¡no había tele!, eso permitía tener una imagen de la vida basada en la realidad, no en "no realidad".
Vivía en Alfonso Herrera de la Col. San Rafael. Formaba parte de la "pandilla" infantil de los alrededores. Ideábamos nuestros propios juegos, desacuerdos y peleas; y desde el balcón de la casa, "Mamá Veva", pertinaz vigilante de la muchachada y la que a un gesto suyo, daba sus mudas órdenes para corregir algún desperfecto. Teníamos acceso como lecturas, a los Hermanos Grimm, Andersen, Esopo, el Tesoro de la Juventud y otros, que dejaban a nuestro alcance. Los días domingo eran de pelea entre niños y niñas para quedarse con tira cómica del Excelsior. Aprendimos a convivir entre niños y adultos, los por las tardes oían su comedia en la "W".
Recuerdo bien a las Chico, los Infanzón, los Metei, los Esteva, los Monroy.

Se prolongó esta época a los 30's. y los 40's para mi fortuna. Maestros de Escuela consientes de su labor, influyeron para perdurar nuestros buenos hábitos y adquirir otros de acuerdo a esos años. Eran esos años de visitar Bibliotecas, Museos, de asistir a Conferencias, y de ir a Bellas Artes y al Carolino a escuchar a la Sinfónica Nacional, con Chávez, Limantour, Ansermet (del cual conservo una foto dedicada por él), Revueltas. Años de pobreza económica, como consecuencia del llamado "progreso", un milagro inventado por los políticos a la "mexicana", herencia de la Revolución por los "no revolucionarios". En el 47' apareció la tele (experimental) en México. Llegó en una Exposición científica llamada "La marcha del progreso" que trajo USA a la colonia de las Lomas de Chapultepec. Por supuesto que toda la muchachada acudíamos diariamente a ella a ver las maravillas de la modernidad y verse a sí mismo en pantalla (monitor) al final de una escalera a una de las salas. Las muchachas, modelando en poses diversas; serios muy conspicuos, los alegres haciendo gestos cómicos, los niños asombrados; los adultos curiosos y los tontos, como de costumbre lo ignoraban.

Esos años (30 y 40), la gente respetaba. De vez en cuando surgía un patán y con ignorarlo bastaba y cuando insistía, se le rompía la cara y nadie protestaba por eso (menos la policía). Nuestros vicios: Un cigarrito cada "corpus y San Juan". de bebidas solo Mundet, y de copa nada. Claro que había sus "puntos negros". Les daba por la "mota", el chupe en grande. A esos se les hacía a un lado como cosa muerta. No había influjo de anuncios "subliminales" como los hoy.
Y hoy, más viejos, debemos enfrentarnos a un mundo cruel, (muy moderno) con el mismo espíritu combativo de antaño. Mas, mas mañosos que nunca. Hoy debemos pasar la materia "sobrevivencia" en la Universidad de la Vida. No es cosa de que "todo tiempo pasado fue mejor". No creo en eso. En cada etapa de la vida hay ratos buenos y también malos. Aprovechar felizmente de lo buenos y sacar experiencias lógicas e inteligentes de lo malo.
De esa Generación soy. He llegado al 2004 sin penas ni amarguras y sigo adelante mi camino, enfrentando a mi Destino con orgullo y decisión.
¡Hasta la próxima!
FERNANDO.
ffffffff
Fernando Carrillo (q.e.p.d.)

Un escritor me dijo una vez....



Querida sobrina Miriam.

Un escritor me dijo una vez:

"Cuando quieras escribir algo, has una lista de temas de tu gusto. analízalos todos y escoge el que mas te agrade. Empieza a escribir lo que se te ocurra de ese tema. Repásalo, corrígelo y somételo al juicio de tu mejor amigo. Si le gusta tu estilo para decir las cosas, le van a gustar a otras personas"

De "Acero y Terciopelo", puedo decirte que no esperaba menos de tí. Tienes alma de poeta y me ha sobrecogido el espíritu por tu belleza de conceptos. Amas la vida y amas al amor. Amas a tu estirpe soñadora vestida de nardos y azucenas. En el pergamino quedan escritos por siempre tus señeros pensamientos que irradian con luz divina en los corazones.

Son capítulos de tu vida llena poemas tal vez - a pesar de tí misma - porque afloran a tu númen artístico espontáneamente. ¡Oh, que el Supremo Creador de la Vida te conserve como eres!

Te quiere.
FERNANDO.
ss
Fernando Carrillo (q.e.p.d.)

El Verbo

Del tío Fernando (q.e.p.d.) .
Querida Sobrina:
He recibido la parte de tu libro. Se lo he mostrado a Connie y quedó encantada de como escribes y yo igual. Como confirmación de este mi pensamiento y admiración, te dedico este poema que es el resumen de mi admiración.


EL VERBO

El Verbo llega hasta mí claro y diáfono;
y esplendente surge de un corazón
que ama la Vida y también respeta la Muerte.
Poetissa , hálito presente de mi vida, la razón.
Peregrina del camino verde inmaculado,
que guía por claveles y retamas
a las almas perdidas en las sombras,
implacablemente señaladas por el Hado.
Es tu destino dar la luz de tu saber;
de verdades, de otoñales primicias,
de versos, de prosa profunda de tu ser,
hija de Mnemosine, con tu númen y delicias.
Tus palabras danzan y cantan armoniosas
con música de cítara por Terpsicore pulzada
en un jardín lleno de hermosas rosas,
y calla para siempre el Silencio en la alborada.

Te quiere siempre.
FERNANDO.

Fernando Carrillo (q.e.p.d.)

El Ropero de Abuelita

Un relato muy interesante, que me permite conocer y vivir a través de las palabras de mi tío Rafael, un poco de la historía de mi familia (mi tió Rafael de niño y su abuela Genoveva mi tatarabuela).
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EL ROPERO DE ABUELITA

En la mayor parte de las casas habitadas por familias, hay un ropero que es usado por la abuela para guardar un montón de chucherías, que al cabo de las años se van convirtiendo en imborrables recuerdos que guarda en su memoria y que al volverlos al presente, los toma uno a uno, y teje una historia, puede ser una aventura de amor, o un viaje feliz; o un suceso aciago dejado por el pasado; un recuerdo de persona importante o cualquier otro suceso.

Este mueble puede ser de maderas finas; hecho por hábiles artesanos; puede ser una pila de cajones cubiertos por una cortina floreada que ocupa una esquina del dormitorio y que al igual que el de roble o álamo es usado como libro de recuerdos presentes escritos en la mente. Me ha tocado, para mi fortuna, conocer varios roperos de famosos personajes famosos. El usado por Margarita Maza de Juárez esposa el Presidente Don Benito Juárez, que se encuentra en la calle Libertad de a ciudad de Oaxaca, en la casa que habitó ese matrimonio convertida hoy en día en Museo; el usado por Franz Mayer, rico potentado de siglos pasados, que se encuentra en el antiguo Hospital de la Mujer, fundado por el conquistador extremeño Hernán Cortés, convertido en casa por Mayer, y hoy una de los Museos ubicados en actual Avenida Hidalgo de la ciudad de México, junto al templo de San Juan de Dios, frente a la Alameda Central, viejo parque de mis recuerdos.

La casa que habitó Don Carlos Pellicer Cámara, insigne poeta tabasqueño y arqueólogo, de fama universal, convertida a la fecha en Museo y que conserva viejos muebles paternos por él usados, entre ellos un ropero lleno de recuerdos y que se encuentra en la calle de Sáenz del centro de la ciudad de Villahermosa en el Estado de Tabasco.

"La Flor Marchita"
1869 Manuel Ocaranza
(1841-1882) Óleo sobre tela
Mi bisabuela Genoveva.

Hay varias formas posibles para conservar recuerdos de cosas importantes. Uno de ellos no cabe duda que es el cerebro. Este es una formidable biblioteca donde se almacenan todos los sucesos que tiene una persona en vida, y que veces, algunas personas tienen la facultad de hacerlos presentes cuando es necesario su recuerdo. Como ejemplo, un alumno que presenta un examen de una materia en sus estudios y que contesta cuestionarios con facilidad; entonces se dice que tiene muy buena memoria y puede jactarse de presumir de destacar como buen alumno. En cambio otros pobres que no tienen esa facilidad, batallan para recordar lo que sucedió ayer.

La Pedagogía ha encontrado métodos más o menos buenos para corregir esta deficiencia y los cuales funcionan de acuerdo a la buena voluntad y interés que ponga una persona.

Otra de las formas usadas por algunas personas, es llevar un Diario de actividades y que todos los días, por la noche, anota cada paso, con buena letra. Este método asegura el recuerdo, pero es altamente indiscreto, cuando llega a caer en manos de alguien a quien no le caiga bien el escribano y su contenido la divulgue para fines nefastos.

Entrando en materia, voy a dedicarme a narrar lo que vi en el ropero de mi abuelita hace muchos años, allá por mis diez de vida.

De vez en cuando ella hacía recuento de sus pertenencias que en el ropero se encontraban y nos llamaba a los nietos para ayudarla en la revisión, porque sabía que éramos muy curiosos. En el interior, dividido en secciones, había unos cajoncitos, donde guardaba joyas finas y baratas sin distinción de clases. En otro cajón, tenía una piedra de río pulida por el tiempo y de color azul. Al preguntarle por qué una piedra tal se encontraba revuelta con joyas, nos contó la historia de cómo vino a parar a su ropero.

Cuando era joven, tal vez contaba con diecisiete años de edad, su padre la llevó con toda la familia en las vacaciones de fin de año a la ciudad de Oaxaca. En todo ese tiempo, tuvo la oportunidad de conocer, lugares en los que se desarrollaron hechos de nuestra historia, particularmente el arroyo Jalatlaco, situado atrás del ex convento de Guadalupe, y buscando el sitio donde Félix María Hernández cruzó el arroyo, entonces muy caudaloso, en su ataque a la fortaleza en que se había convertido el convento por los realistas y ante la dificultad de que lo siguieran sus tropas insurgentes al asalto, dijo “va mi espada en prenda, voy por ella”, arrojando a la otra orilla su espada y a continuación lanzándose él al agua, siendo seguido por su gente y ocupando esa fortaleza. El General Morelos, su jefe, recibió el parte de la batalla en forma por demás escueta, “Guadalupe, ¡Victoria!”

Cuando llegó a ser el Primer Presidente, la historia los consignó con el nombre de Guadalupe Victoria en razón de la victoria obtenida.

Mi abuela, en su búsqueda por la orilla pedregosa del arroyo, resbaló cayendo al agua. En su desesperación por salir y no ahogarse, arañó la tierra logrando salir toda mojada y a salvo de su baño forzoso y abrir su mano, fuertemente tomaba esa piedrecilla, a la que tomó como símbolo de su salvación conservándola guardada en su ropero como recuerdo de su aventura.

Otra de las cosas encontradas en el ropero, era un tepalcate de una olla de barro, que tenía pegado un pedazo de papel de china anaranjado, como producto de una piñata de colores. Contó que cuando nuestra madre tenía nueve años, se organizaron ese fin de año los nueve días de posadas, que como tradición mexicana, van acompañadas siempre de piñatas, hechas de ollas de barro de desecho, que vendían en los mercados para que la gente hiciera sus piñatas. (En estos días se hacen de cartón, al que les da la forma deseada). Sea como sea su forma de hacerse, van rellenas de pequeños trozos de jugosas cañas y de caramelos; pero volamos a nuestra historia, ese año cuando le tocó a nuestra madre el turno para romper la piñata, al son de los cantos de todos, “¡dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino!”, tan no perdió el tino, que rompió la piñata y de paso la cabeza de mi abuela, donde al final terminó su recorrido el garrote y un pedazo de la piñata, como recuerdo, fue a parar al ropero.

En una cajita de madera de sándalo tenía un pedacito de carbón de piedra, del que se usaba antes como combustible para las máquinas de ferrocarriles de México en sus rutas por todo el país (años después fueron sustituidas por máquina Diesel y finalmente desapareció ese sistema de transporte de pasajeros, quedando solamente la carga). Nos contó que en uno de sus viajes con sus hermanos y sobrinos fueron rumbo a Toluca, hasta una estación llamada Salazar, lugar donde empieza el camino a la Cascada de Alférez bello lugar en las montañas del Estado de México y muy cercano a la ciudad de los palacios y las colas.

Para llegar a ese lugar, hay dos caminos. Uno plano y ancho, de tierra, que va dentro de una cañada con la ventaja de que hay cada dos o tres kilómetros donde se puede adquirir alimentos y refrescos, pudiendo entrar vehículos y que toman familias que no están acostumbradas a caminar a pie en la montaña y que toman un vehículo que va hasta la vecindad de la cascada, hacen una fogata para preparar su comida y cuentan con agua de montaña muy limpia que se puede beber, se supone que es uno de los afluentes del famoso y caudaloso Río Lerma. El otro camino se toma a partir de la estación de ferrocarril; es una vereda que sube serpenteante a los cerros. El camino de subida a tramos cortos, deja ver entre el follaje de los árboles, como desde verde balcón, el valle de Salazar, y el pequeño poblado con su estación. Cuando hay mal tiempo, entre la bruma se alcanza a ver poco. Este fue el camino, que a largo de tres horas siguió con sus primos hasta encumbrar los cerros a tres mil metros de altura y de ahí seguir abriendo camino de bajada por falta de vereda, hasta caer directo al chorro de agua helada.

El regreso se hace por el camino ancho para llegar a tiempo a tomar el tren que viene de Acámbaro a México. Hay grupos de excursionistas que vacaciones de escuela deciden hacer campamento vivaque por varios días.

El regreso de la montaña al llegar a la estación de ferrocarril, se abre un compás de espera, esperando a llegada del tren que siempre lo hace a las cuatro de la tarde y en el ínterin, entrar alguno de la changarros a tomar un “chumiate”, bebida dulce hecha con yerbas llamadas “zacate”, y con sabor a ciruela, higo o cualquier fruta de ese tipo y un poco de alcohol de caña. También se puede tomar un “mosquito” hecho de corteza de naranja y alcohol de caña, esta bebido es muy fuerte y de efectos contundentes.

Como ella no acostumbraba esas cosas, se puso a pasear por la vía hasta el tanque de agua que surtía a las calderas de las máquinas, recogiendo un trocito carbón de piedra como recuerdo de su aventura, el que la postre, fue a parar al ropero.

Una vez se le preguntó si llevaba un Diario escrito de su vida y dijo que no; que llevaba el recuerdo de los hechos más importantes en los había participado y con esos pequeños recuerdos, pedazos de su vida, podía reconstruir una historia importante para ella y así tener algo que contar a sus descendientes, y que estaba haciendo eso con sus nietos y que eso había hecho con sus hijos; que los niños habían sido sus mejores oyentes.

Uno de los recuerdos de mi abuela que me impactaron mucho, era un cartucho de fusil, calibre 30.30 de los que se usaron en la Revolución de 1910. Resultó que tuvo un novio que había sido villista y había ganado en la Batalla de Zacatecas sus barras de Capitán y en una ida a México, se la regaló como recuerdo. Si no se había casado con él, fue que prisionero de Obregón en la Batalla de Celaya, y como Oficial que era, fue fusilado previo sumario Juicio de Guerra y como recuerdo del Capitán, fue a parar el cartucho al ropero de los recuerdos.

Cuando cumplió quince años de edad, mi bisabuelo le dio a escoger, o fiesta o viaje. Dado el carácter aventurero de mi abuela, su padre no había dudado que iba a escoger viajar, por lo que escogió como destino el bello puerto jarocho de Veracruz. Anticipadamente le envió una misiva a su prima Lupe que tenía casa por el Baluarte de Santiago, pidiéndole alojamiento por unos días.

A su llegada al puerto, tuvo oportunidad, de conocer a la parte jarocha de la familia, gente amable y querendona, mal hablada sin ofender a nadie, un fuerte calor de un sol tropical diferente al de México. En uno de los paseos que la llevaron, fue a la isla de San Juan de Ulúa, lugar donde, en la época del Presidente Díaz, había sido Penal para reos políticos, y donde estuvo preso Chucho el Roto, célebre ladrón de ricos para atender las necesidades de los pobres. Al ir a bañarse todos a la playa en Villa del Mar, recogió de las arenas un pequeño caracol y una concha de colores, como recuerdos de su viaje y para presumir a sus amiguitas en México y finalmente este souvenir fue a parar al consabido ropero.

Cuando cumplió veinte años de edad, con motivo se viaje novios, fue a París, viaje pagado por la empresa donde trabajaba mi abuelo como médico. Tuvo la oportunidad de adquirir fotografías a color y de cristal, mismas que a la muerte de mi abuela, pasaron a poder de mi señor padre y de él, a mi poder. Lo que además conservó mi abuela como recuerdo de ese viaje, fue un pequeño frasco de cristal fino, conteniendo un buen perfume parisién, que al cabo de los años se evaporó su líquido, quedando en el frasco, un delicado aroma; naturalmente que las fotos en cristal y el frasco de perfume, fueron a parar como recuerdo inolvidable de su viaje, a un lugar selecto del ropero.

Por hoy basta de esa visita fugaz al ropero de mi abuela, conservando en mi memoria hechos que forman parte de mi vida, por ser de mi familia. Y lo dejo escrito, para en la posteridad haya un loco descendiente de mi sangre, que se pregunte quien era su abuela Genoveva.
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Fernando Carrillo (q.e.p.d.)
Octubre 2005

Mi Folleto Poético

He pensado a veces, escribir lo que se anida
en mi mente señera, en vano intento
por recordar hechos de mi pasada vida
y, tal vez, de mi sentimiento.

Letras y letras vienen, todas en tropel,
como abalorios brillantes en sarta,
ofrecidos por mí sino enigmático y fiel
que de mi mente no se aparta.

Me aboco a ello con tesón y denuedo
arrostrando con difilcultades de semántica
el sentido de mis versos alcanzado.
¿Voy a plasmar así mi vida romántica?

Ser versos a Natura, la de la vida pura, o de ficción;
o tal vez al Hombre, el que me enseñó el Amor;
o tal vez a los Hombres que hicieron libre a mi Nación.
Por eso, nada más por eso, escribo con ardor.


Miriam Carrillo
Julio 2009

Pasaje

Un pasaje comprado con anticipación, tren no abordado.
Son palabras, robadas, son palabras prestadas, son palabras regaladas, son palabras todas guardadas en mi pecho, son palabras todas recogidas del viento.
En la juventud de mi vida, en la madurez de mi vida, al comienzo de nuevos caminos, tras puertas cerradas, bajo las noches lluviosas, bajos las noches estrelladas, bajo la Luna dormida, bajo el cielo iluminado, todas ellas (las palabras), quedarán escritas.

Miriam Carrillo
Septiembre 2003

El Amor

El amor no se adereza con flores cortadas de un jardín ajeno.
El amor se forja día con día al calor de lo cotidiano, de batallas pequeñas y grandes, de lucha constante.
El amor no es un sueño nacido en el aire, no son palabras rosas tiradas al viento.
El amor es acero constante, profundo, inquebrantable, guerrero invariable.
ffffff
Miriam Carrillo
20 julio 2009

Amar

Muchas veces me han preguntado para mí qué significa amar.
Amar, esa palabra tan dulce, tan romántica, tan cargada de romance y dulces sentimientos, que deja volar los sueños al viento, rasgados y hambrientos, dulce fantasía enamorada del amor de los mundanos.
Amar es más que un sueño, más que el dulce aroma de la vida en el rostro, más que un paseo por las nubes de otoño, más que el arcoíris tocando la vida.
Sentimientos fútiles, plagados de sueños, ilusiones, de carencias, deseos marchitos y postergados.


Amar, es algo más que sueños, es un acto de fe, de confianza, de entrega hasta el fin de los tiempos, es curtir el corazón en fuego candente para surgir resplandeciente.
Amar es caminar por caminos sinuosos, librar batallas y salir victorioso.
Amar es el fuego en el cual se forja el corazón del hombre, entero, engrandecido, triunfante.
Amar es el acero que se funde en el tiempo y en donde el destiempo camina triunfante.

Miriam Carrillo
20 de julio 2009.

jueves, 16 de julio de 2009

Vida

“Las olas llegan y se van, tocando suavemente la arena dormida, serena y apacible de esta playa que yo llamo vida. Vida color caramelo, suave como miel y fresca como la lluvia que cae sobre mis ojos, acariciando mi sueño."
ffff
Miriam Carrillo
16 julio 2009.